He vuelto a ver
el rojo negro,
el azul negro.
Pensamientos diagonales cruzados en la nada
miradas paralelas muriendo en el vacío,
da miedo mirar lo profundo del mar, otra vez,
terrorífico y reconfortante,
la claridad puede venir del cielo.
Un dios minúsculo azul y poligonal
creado entre edificios.
Vuelvo a casa porque no hay formas,
en casa solo hay flores,
la claridad es infinita en el campo,
y el infinito no puede ser abarcado por la geometría.
El cielo se vuelve categóricamente celestial,
a fin de cuentas:
uno más uno solo puede sumar uno,
ya no veo no puedo no quiero
el azul eterno
Delimito mis días en la ciudad.
por Olalla Sánchez Mateos

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